Más de mil niñas-adolescentes embarazadas de parejas de 30+ en Tabasco

Los datos recientes sobre embarazos adolescentes con parejas adultas revelan una problemática social y de salud pública preocupante en Tabasco. En los últimos tres años, se han registrado 1,170 embarazos de menores de edad en etapa infantil o adolescente (10 a 19 años) con hombres de 30 años o más, una cifra que revela la persistencia de relaciones desiguales y, potencialmente, de situaciones de riesgo y violencia sexual o explotación en la entidad.

La información, obtenida por transparencia a través del memorándum No. SS/SPPS/ST/6451/2025 de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, dependiente de la Secretaría de Salud de Tabasco, abarca un periodo de casi tres años, siendo el dato de 2025 un corte parcial hasta el 4 de septiembre.

Los 1,170 casos se distribuyen en rangos de maternidad infantil (10 a 14 años de edad) y maternidad adolescente (15 a 19 años de edad). Así fueron los datos proporcionados por la dependencia estatal.

Año: Maternidad infantil / Maternidad adolescente / Casos totales:

  • 2023: 22 / 472 / 494

  • 2024: 10 / 437 / 447

  • 2025: 8 /221 / 229

  • TOTAL: 40 / 1,130 / 1,170

Aunque existe una aparente tendencia a la baja en el total de casos (de 494 en 2023 a 447 en 2024, y 229 en el corte parcial de 2025), la persistencia de los casos, incluso en un periodo incompleto, indica que los esfuerzos de prevención de este fenómeno son mínimos.

Padres con mayor incidencia y diferencia de edad

El análisis de los datos por edad del padre revela un patrón de conducta definido.

Mayor concentración: El grupo de hombres de 30 a 33 años es el que concentra el mayor número de casos, contribuyendo con el 38.9 por ciento del total general (455 casos de 1,170). Solo en 2023, este grupo sumó 205 embarazos.

Casos con mayor desigualdad: La diferencia de edad más dramática se encuentra en los extremos:

  • En 2023 se registró un caso de maternidad adolescente con un hombre de 72 años de edad.

  • En 2024 se reportaron dos casos similares con padres de 75 años, marcando la mayor brecha de edad en los registros.

  • En 2025, hasta el momento, el caso más desigual es de un hombre de 61 años con una madre adolescente.

Estos casos extremos de hombres de más de 70 años con adolescentes de hasta 15 años evidencian una profunda desigualdad de poder y la urgencia de fortalecer los mecanismos de protección a la infancia y adolescencia.

Maternidad infantil y riesgo legal

El foco de mayor preocupación legal y social recae en los 40 casos de niñas madres de 10 a 14 años que tuvieron como pareja a un hombre de 30 años o más.

Legalmente, cualquier relación sexual con una menor de 18 años con una diferencia de edad significativa, y con una menor de 14 años en cualquier circunstancia, se considera violación, lo que transforma estos datos en un registro de presuntos delitos. La maternidad infantil es el rostro más visible de la violencia sexual y la explotación en este contexto.

En este sentido, desde 2017 el matrimonio sólo está permitido entre personas mayores de edad según el Código Civil de Tabasco, mientras que a nivel federal desde el 2023 las uniones entre menores y mayores de edad se pueden tipificar como delito de cohabitación forzada de acuerdo al Código Penal Federal.

Tarea pendiente

El pasado 7 de abril, el diputado Elias Othoniel Abtanaim Madera Cordero, integrante de la fracción del Partido del Trabajo en el Congreso de Tabasco, presentó una iniciativa con proyecto de decreto para incorporar el Capítulo IV Bis sobre Cohabitación Forzada y el artículo 158 Bis al Código Penal estatal.

La propuesta retoma el contenido del artículo 209 Quáter del Código Penal Federal, que tipifica como delito la cohabitación forzada entre personas menores y mayores de edad, con el objetivo de armonizar esta figura en la legislación local. A seis meses de su presentación, la iniciativa permanece en análisis dentro de comisiones.

Vacíos legales y desigualdad de poder

Gudelia Delgado Meza, activista feminista e integrante del Frente Abolicionista de Tabasco, señaló fallas en el marco legal y cultural que perpetúan el problema.

Critica la redacción del Artículo 153 del Código Penal de Tabasco relativo al delito de estupro. Este artículo cataloga el estupro como tener cópula “por medio del engaño” con una mujer mayor de 14 y menor de 18 años que no haya alcanzado su normal desarrollo psicosexual.

“El asunto es el mismo, pero no se especifica con claridad a qué se refiere engaño, porque ¿cómo podría una víctima comprobar que hubo engaño de la otra persona para sostener relaciones sexuales? Por otro lado, la condición para que no se cometa el delito es que la mujer haya alcanzado su normal desarrollo psicosexual, lo cual es un concepto muy abstracto y difícil de comprobar. Hay un vacío enorme en nuestro código, una cuestión abstracta muy conflictiva y compleja que deja a las víctimas en estado de indefensión jurídica”, advierte.

La activista subraya que el problema se enmarca en un sistema patriarcal que establece una relación de poder asimétrica en las dinámicas sexoafectivas.

“Si ya de por sí entre adolescentes u hombres y mujeres en la misma condición etaria hay una relación de poder desigual, cuando los hombres son mucho mayores que las mujeres, se establece una relación de poder aún más superior, con más privilegios y más autoridad por encima de lo que pueda pensar, decidir y hacer la contraparte mujer”, explica.

Delgado Meza insiste en que ninguna mujer menor de edad está en condición psicológica de tener un consentimiento verdadero respecto a una relación sexual, independientemente de la edad de la pareja, debido a que no han alcanzado el grado de madurez para decidir conscientemente.

Finalmente, la integrante del Frente Abolicionista denuncia que cuando las adolescentes embarazadas víctimas buscan acceder a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), son revictimizadas en los centros de salud, incluso en casos de violación, a pesar de que este derecho es legal en Tabasco.

Hizo un llamado urgente al Congreso local para que apruebe iniciativas como la de Cohabitación Forzada y para que el Estado implemente una política pública integral de prevención, visibilización e investigación.

“Vivimos en un país con una enorme cantidad de padres abandónicos. Las mujeres son las que sostienen los hogares porque los hombres han sido eximidos de su responsabilidad de ejercer la paternidad real y plenamente. Mientras no haya una política pública integral de real prevención, no se erradicará este problema, al contrario, va a ir al alza. Esto es una asignatura pendiente del Estado para con las mujeres adolescentes”, concluyó.

Testimonio: “Los Matrimonios Adolescentes No Duran”

Violeta “N”, tabasqueña de 31 años, ilustra el ciclo generacional de los embarazos adolescentes y la fragilidad de las uniones a edad temprana. Ella se embarazó a los 17 años y dio a luz a los 18; hoy, su hija tiene 13 años. Su caso es un ejemplo que las problemáticas en torno a las cifras son una realidad: “Los matrimonios adolescentes no duran”.

Relata que ella misma es producto de un embarazo desigual. Su madre se embarazó de su padre a los 17 años, y él era 19 años mayor (una diferencia de edad que lo colocaba por encima de los 30 años, en la categoría de “parejas desiguales” que revelan los informes de salud). Esta unión, marcada por la diferencia de edad, terminó años después por circunstancias que, trágicamente, Violeta repetiría el patrón.

El ciclo de desinformación y abandono

Violeta “N” se embarazó de su novio, que era apenas un año mayor que ella, por falta de información y por la ilusión de creer en la palabra de su novio, quien buscaba “juntarse” antes de que ambos iniciaran la universidad.

“Él me dijo: ‘ya no nos íbamos a ver y pues quería que ya nos juntáramos y que esa era la única manera…’ Yo inocentemente y bueno, creída en que esto iba a estar bien, dije: ‘está bien, pues ya nos juntamos’”.

La pareja convivió, tuvieron a su hija, pero la unión se disolvió al año y medio del nacimiento a causa de la falta de responsabilidad del padre y la diferencia de intereses.

Violeta se vio orillada a trabajar y estudiar al mismo tiempo, sintiendo que el embarazo la impactó al hacer su vida “más difícil y complicada” por tener que repartirse entre el estudio, el trabajo y el cuidado de una bebé.

Su miedo se repitió

El quiebre definitivo de la relación de Violeta llegó cuando descubrió que su pareja mantenía una relación con otro hombre, una situación que le recordó la historia de su propia madre, lo cual era su más grande miedo con el papá de su hija:

Mi mamá pasó lo mismo con mi papá, pero mi mamá tardó 30 años en descubrirlo. Yo me dije: ‘Yo no quiero repetir la misma historia que mi mamá, aguantar’”, afirma.

Esta situación similar y repetitiva en la mayoría de los casos revela una problemática profunda: la apariencia de familia o el matrimonio como un “escape” o solución temprana, que solo conduce a un ciclo de sufrimiento. En ambos casos, las mujeres cargaron con el peso de la crianza.

Hoy, Violeta “N” siente que ya superó la etapa de lidiar con todos sus roles al mismo tiempo, terminó la carrera de contabilidad y con una mejor preparación puede compartir su experiencia para orientar a su hija adolescente, al grado de cambiarla de escuela para evitar que un chico que la enamoraba pudiera terminar en la misma historia de ella y su madre.

Su mensaje a las jóvenes que inician su vida sexual activa es claro y se alinea con la realidad de las cifras:

“Que se enfoquen en sus estudios, en su preparación… que si van a iniciar una vida sexual activa, que se informen, que ya no sea un tabú. Que investiguen a las personas con las que van a estar, no siempre son lo que pintan… Los matrimonios adolescentes no duran porque están en la etapa de que no saben lo que quieren. Y uno como mujer sufre más, porque quien se queda con la responsabilidad de los hijos es la mujer”.

Una problemática por resolver

Los datos en conjunto no solo son una cifra estadística, sino un indicador de una problemática estructural donde pueden converger violencia y abuso sexual, especialmente en el grupo de 10 a 14 años; desigualdad de género y poder de hombres adultos aprovechando su posición económica y social sobre menores de edad; y falta de acceso a información y servicios que evidencian que las políticas de educación sexual y reproductiva no están llegando de manera efectiva a la población vulnerable ante la persistencia de los embarazos, especialmente en edades tempranas.

Las autoridades de Tabasco enfrentan el desafío de reforzar la aplicación de la ley y las estrategias intersectoriales para prevenir estos embarazos que truncan la vida y el desarrollo de las niñas y adolescentes.

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