Estados Unidos manifestó su rechazo ante recientes declaraciones surgidas en Irán contra el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi.
Marco Rubio, secretario de Estado, expresó que los llamados al arresto y ejecución del funcionario “no son aceptables” y subrayó la importancia del trabajo de monitoreo que el organismo realiza en instalaciones nucleares iraníes.
A través de redes sociales, Rubio instó a las autoridades iraníes a garantizar condiciones de seguridad durante las inspecciones del OIEA.
Estas declaraciones se producen luego de que el gobierno iraní mostrara oposición a las visitas de verificación solicitadas por Grossi, a raíz de los ataques realizados por Estados Unidos contra instalaciones nucleares el pasado 21 de junio.
El canciller iraní, Abás Araqchi, calificó como innecesarias las inspecciones propuestas, alegando que podrían tener “motivaciones no declaradas”.
El Parlamento y el Consejo de Guardianes aprobaron un proyecto para suspender la cooperación con el organismo internacional, medida que requiere todavía la ratificación del Ejecutivo iraní.
La OIEA ha expresado preocupación por la falta de información sobre el paradero de 408.6 kilogramos de uranio enriquecido, cuyo seguimiento se perdió tras los ataques en Fordow, Natanz e Isfahán.
Según el organismo, el material fue visto por última vez el 10 de junio, y aunque una parte pudo haber sido destruida, existe la posibilidad de que otra porción haya sido trasladada.
Especialistas han advertido que si el uranio fue movido, su rastreo podría resultar complejo.
Imágenes satelitales revelaron actividad previa al bombardeo en las cercanías de una planta subterránea, lo que ha reforzado las dudas sobre el destino del material.
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